Jesús Mari Rodríguez consiguió su quinto Eire-Bankoa

 

 

Pese a coincidir con la final del Campeonato de Parejas y con el partido tan trascendental de la Real Sociedad con el Sporting, en Eire Taberna se fueron congregando entusiastas del tablero, ávidos por ver ajedrez de primera. No salieron defraudados.

 

Jesús Mari Rodríguez consiguió su quinta txapela tras obligarle a abandonar a Mikel Zubia. Era la quinta vez que se enfrentaban. Todos los match anteriores se habían decantado por Rodríguez. La partida en sí fue una genial miniatura. Una partida que dejó extasiados a los congregados. Un relámpago de ingenio, 16 movimientos, apenas 14 minutos consumidos entre los dos. El zaldibitarra, de blancas, trenzó, a buen seguro, la mejor secuencia posible. Estuvo perfecto.

 

Se da  la circunstancia de que Rodríguez acudió a la final tras pasar la noche en el hospital por un accidente de su hijo de cuatro años.  Ha sido un torneo muy difícil para él porque su madre también estuvo hospitalizada mientras se jugaban las eliminatorias. No se ha resentido su juego, quizás a mejorado todavía más, pues ha creado un juego muy agresivo, brutal.

 

Rodríguez, sabedor de que Zubia es un apasionado de la defensa Caro-Khan, preparó por si salía de blancas, una apertura insólita, basándose en una línea de juego poco vista, que suele realizar Alexandr Morozévich. Se trata de realizar un movimiento no habitual en el movimiento 3. Zubia, que será una de las personas de Euskadi que mayor número de partidas ha visto, se sorprendió. Tal vez movió rápido, sin darse cuenta del peligro. Su gran baza, el juego intuitivo se desarmó. Rodríguez sacrificó un peón e hizo dos cambios de calidad, sólo faltaron fuegos artificiales.

 

Hay que recordar los apabullantes números del campeón. En sus 8 ediciones que ha disputado, ayer era su 90 partida oficial, únicamente ha perdido dos, otras dos han sido tablas, y el resto, 86 victorias. Un palmarés difícilmente igualable: 5 veces ha quedado primero; una, segundo; otra, tercero, y la otra quedó entre el puesto 4 y 8.

 

Mikel Zubia pronto asumió su derrota con naturalidad, a lo campeón. Qué grandísimo torneo ha firmado Mikel.

 

Por el tercer y cuarto puesto se enfrentaron Mario Gallego, de Legazpi, y Egoitz Irure, de Zestoa. Era la primera vez que jugaban entre ellos. Gallego hizo una apertura de peón de dama, pero se equivocó y perdió pieza. A partir de ahí, se estrujó lo indecible, y empezó  a jugar muy bien. Se apoderó de la iniciativa, aprovechándose de la mala ubicación del rey negro en el centro. Las negras se vieron obligadas a devolver la pieza de ventaja intentando atacar al blanco. Ya en los apuros de tiempo Mario no acertó con el remate decisivo y dejó escapar una victoria que la tuvo muy cerca. Irure, muy listo, que tanto había sufrido, consiguió entrar en juego y en pocas jugadas consiguió darle mate.

 

Mario Gallego, tres veces Campeón del prestigioso Torneo Caribe, uno de los puntales del ascenso de Santikutz a primera, se percibe como uno de los grandes jugadores a tener en cuenta,  viendo su meteórica progresión.

 

Seguidamente se realizó la entrega de trofeos. Txema Iriberri, organizador del Torneo, agradeció a los participantes; a Bankoa, su mecenazgo. También tuvo palabras de agradecimiento para los medios de comunicación. Estuvo flanqueado por Iñaki Zabala, alcalde de Urretxu, y por Carlos Montero, director de la sucursal de Bankoa en Zumarraga.

 

El palmarés quedó así: 1º Jesús Mari Rodríguez 2º Mikel Zubia 3º Egoitz Irure 4º Mario Gallego. Primer local, José Manuel González 2º Iñaki Hernández.

 

Este año el trofeo Eire fue adjudicado a Pedro Castro, creador de Danasah, el  primer programa informático de ajedrez de Euskadi, programa que lo creó de forma totalmente altruista. Castro, que milita en Goierri Xake, también es el responsable de la página web del Torneo Eire, y uno de los 5 jugadores que lo han disputado las 12 ediciones. Castro, otro enamorado del ajedrez, es claramente uno de los merecedores del Eire. Los dos antecesores: Jon Álvarez y Patxi Imaz, siguen cosechando éxitos y ayudando a la popularización y difusión de este deporte, que como confiesa Iriberri, está viviendo una época dorada en nuestra comarca.

 

El Torneo Eire finaliza dejando un gran sabor de boca, tras 196 partidas disputadas. El nivel de juego ha subido espectacularmente. No podemos terminar esta crónica sin acordarnos del jovencísimo Unai Elías, que ha causado una gran sensación. Habrá que seguirle de cerca en la  XIII edición del Eire.